Me acordé de esas tardes, que casi anochecían, que me enamoraba, que me seducía, tanto y tanto. Le escribí tantas poesías cómo pude, siempre hicimos lo que pudimos. ¿Fue mucho o poco? No sé. Nunca supimos, ¿Cómo íbamos a saber? ¡Quién iba a decirlo!
Abrí los ojos, y ya no estabas. Me reí por que sí. Y no pude volver atrás. Le escribí pero no contesto. Me enojé otra vez. Pero cómo la extraño. Voy a dormir un rato, estoy cansado. Fue un recital tranquilo, pero yo estoy cansado. No debería ser tan débil. Perdón, no te escribo más.