¿Sabes? Éstas cosas pasan. Después entendes que no es tan terrible. Pero para mí, esos tres años fueron como... no sé. Lo menos. En fin. Estuvimos mucho tiempo, sin estar. Nos queríamos, ojo. Nos amábamos pero eramos muy chicos para ser felices. Teníamos que vivir otras cosas, no sé, ahora le encuentro esa explicación. Aunque a veces, ni yo me la creo.
El primer y único beso que me dio, fue contra una pared. Y después, me confesaría, que beso mal. Esa tarde fue la más linda que pasé. Fueron algunos besos. Ella lloró. Yo le sequé las lágrimas con mi campera de jean. Me enamoré más que nunca de ella cuando precisamente, se tenía que ir. Quería seguir adelante. Yo la tenía que dejar ir. Resulta que, se había enamorado. Después de todo, eramos chicos. No sabíamos ser felices.
Por lo menos yo no.
- ¿Y entonces? ¿No se vieron más?
- Le gustaba llamarme. Decía que mi voz le hacía bien.
- Uh.
(Se acerca la camarera. Pide otras dos cervezas. Y que le vacíen el cenicero, por favor.)