Ella usa anteojos para leer. Pero no todo el tiempo. Está hermosa con el pelo revuelto, se despertó recién. A veces me quedo mirándola. Más hermosa que la poesía, la música y el teatro. Más hermosa que la tristeza. Me da un beso, agradece el café. Lee mis poesías.
Se acomoda el pelo, se pone una remera vieja. Se estira, y me deja ver su ombligo. Está hermosa así. No se maquilla. Me pregunta si la voy a querer para siempre. Si ella supiera cuánto la amo.