La flaquita tiene los pies chiquitos. Pero el corazón grande. Lee los libros que le regalé hace un tiempo. Tienen dibujitos de ella y yo. De una casa con una hamaca en el jardín.
No hace falta dormir para soñar. Me enseñó la flaquita. Más amor en éste mundo no queda. Cuando sus manos acarician mis manos, y me prepara un mate, una tarde cualquiera.
La flaquita tiene los ojos marrones, y los besos, hermosos. Se acerca aún cuando le digo que no lo haga, para abrazarme. A veces, se nos nubla el cielo y empieza a llover. Nos escondemos abajo de la sabana.
Y nada malo de éste mundo nos alcanza, porque estamos juntos.